Con toda la falta de humor que revela el rechazo de Zetapé a publicitar billetes de avión baratos, lo suyo es más comprensible que el caso, sucedido en Galicia, de un vicepresidente que no quería salir en televisión. Sí, el mismo. Nuestro Anxo Quintana, el mesías de Allariz, no deseaba aparecer de ninguna manera, ni de refilón, en las imágenes que emitiera la autonómica gallega. Le había declarado un boicot. Pues aquello de ¡televisión, manipulación! que gritaban las huestes de Nunca Máis, o sea, las suyas, en tiempos del Prestige, no se acabaría con la era de Fraga. Resulta que lo coreaban por lo bajini los del Bloque una vez instalados en el Gobierno con los socialistas y hecho el reparto de influencias en los medios de comunicación que paga el contribuyente.
Bueno, en voz baja para el público, ya que a los oídos de los profesionales de la cadena llegaba con decibelios de sobra. De transmitírselo se encargaba el número dos de Quintana, Antón Losada Trabada, ya conocido aquí por un altercado y una denuncia de su asistenta. Según publicaba la edición gallega de El País –eso sí, al día siguiente de la dimisión del citado–, las conversaciones con la TVG fluían de esta guisa:
– Soy Antón Losada. Mira, me acaban de informar de que salió hoy el vicepresidente en el Telexornal...
– Si, salió en el último plano del vídeo.
– Me parece que fui claro y taxativo. No estáis autorizados a utilizar la imagen del vicepresidente de la Xunta.
– Era un acto público. Metimos la entrega de premios y él estaba allí.
– ¿Y qué? (...) El vicepresidente de la Xunta no sale en los telexornais, ¿cómo os lo tenemos que explicar? ¿Qué tenemos que ir al juzgado y pedir una orden o algo? (...) La imagen del vicepresidente es la imagen del vicepresidente. Lo que acabáis de hacer roza peligrosamente el Código Penal. (...)¿Estáis de coña, con quién creéis que estáis hablando? Yo soy el secretario xeral de la Vicepresidencia de la Xunta. Si yo digo que el vicepresidente no sale es que no sale. Y puedes llamar a quien te salga de las narices. (...)
– Como usted comprenderá, debo acatar órdenes de mis superiores.
– Perdona, tú tienes que acatar a los ciudadanos que te dicen que no quieren salir en la mierda de informativos que haces. (...)
Basta leer este fragmento del edificante diálogo para comprender lo que sucedería tras la dimisión: que el BNG inquiriese sobre la grabación de esta u otras conversaciones; que las fuerzas vivas de la prensa y la intelectualidad de izquierdas lamentaran la pérdida de un "genio" cuyo único defecto era el mal genio; y que el episodio desapareciera enseguida de la circulación. Lo dicho: no hay como ser nacionalista y/o de izquierdas. Puedes comportarte como un facha de manual, que nada. Quedas como un señor, se te disculpa y aún te llueven los elogios y las ofertas profesionales.
